Siempre que me acerco al trabajo de un artista que muestra su obra públicamente lo hago desde un goce íntimo al plantear una oportunidad de permitirme sentir y recorrer libremente con curiosidad el proyecto expositivo diseñado por el artista.
Eilyn Pérez Amores es una artista visual y escritora cubana que lleva 30 años residiendo en el archipiélago canario. Su trabajo abarca desde el dibujo y la pintura hasta la literatura, con un enfoque en la representación simbólica de las ideas y la relación entre el grafismo y la narración.
El corazón de nadie. 100 recuerdos no fotografiados
Al contrario de su proyecto anterior, esta muestra, que consta de dos series, no es una exposición personal en el sentido estricto del concepto de una obra íntima, sino que es un proceso colectivo que parte de lo general hasta la interpretación de los recuerdos. El concejal de Cultura, Santiago Díaz Mejías, destaca el valor de este proyecto expositivo y señala que “es una muestra profundamente íntima, pero a la vez universal, ya que nos presenta una visión poética y visual de lo que significa recordar”.
100 recuerdos no fotografiados
Esta primera serie es la piedra angular de toda la muestra, raíz de la que parte el resto de las obras, es un mural compuesto por cien lienzos de tamaño pequeño, realizados a partir de sendos recuerdos de personas desconocidas que la artista fue abordando en sus paseos por la isla de Tenerife. Este regalo de un centenar de recuerdos, coleccionados a lo largo de casi dos años, va desde lo más íntimo a lo más cotidiano. Eilyn Amores los ha ido trabajando a partir de su apreciación personal. Cada pequeño lienzo lleva el título por detrás, con la finalidad de que dicha etiqueta no constriña al veedor con respecto a la obra que tiene en frente; otorgándole la oportunidad de imaginar su propia historia.
Así es como intenta identificarse con la persona y su concreto recuerdo para llevarlo a la parte plástica con su técnica característica. “El plano negro significa que el sitio donde se asienta la historia, el entorno, toda la textura que vemos a línea es tan importante como el personaje. Cada una de las obras alberga un personaje; este hace que la obra deje de ser una pintura abstracta y se convierta casi en un paisaje”, señala Amores.
Resumiendo el proceso tendríamos tres etapas a destacar: el recuerdo contado, su reinterpretación por la artista y el papel activo del público en su visionado.
El corazón de nadie
Esta segunda serie es más personal. Se trata de una selección de todos los recuerdos recolectados por la artista que la impactaron de tal manera llevándola a realizar en gran formato, una historia de cada personaje; unifica así el relato cohesionador de la muestra. Consta de obras más íntimas donde Amores revela a través de los elementos mínimos de la expresión visual (la línea, el plano y la textura) su percepción personal, a través de la tinta y papel.
“Esta exposición -señala el alcalde santacrucero, José Manuel Bermúdez- nos invita a reflexionar sobre nuestra propia memoria y sobre lo que compartimos con los demás, a través de los recuerdos y las emociones que no siempre quedan capturados en una fotografía, pero que definen quiénes somos”.
Técnica
Todos estos recuerdos los ha ido materializando como obra plástica en papel y lienzo, siempre trabajando a tinta china en blanco y negro, técnica con la que ella trabaja en el presente, desplegando su estilo característico e inconfundible.
Con un cuidado catálogo diseñado para la ocasión y prologado por la autora de este blog, se nos ofrece estos días en el centro de Santa Cruz de Tenerife una exposición de esas que dejan una impronta en el alma de muchos de sus visitantes.