JOTA VEGA, Origen

Jota Vega
Detalle inauguración de la exposición Origen en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias

El artista de este nuevo artículo creció en un entorno familiar con interés por el arte, con sensibilidad hacia el color y la luz. Su madre, siempre que había ocasión, le hacía contemplar la belleza especial de los atardeceres del Puerto de la Cruz, en Tenerife. La posterior influencia de un profesor de dibujo, don Vicente Pérez, impulsó el desenvolvimiento de sus habilidades artísticas, dedicando tiempo de forma autodidacta a la pintura, aunque su destino hizo que su pasión por el deporte frenase dicho proceso.

Años de formación

Jenaro Álvarez Vega hizo su primera exposición con diecisiete años en la Sala Eduardo Westerdahl del Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz. Le siguieron años de estudio que culminaron con la obtención de un grado en Educación Primaria, una etapa que compaginó con su otra gran afición: el baloncesto. Durante este tiempo desarrolló la docencia y llegó a convertirse en entrenador de baloncesto de diferentes equipos. Aunque la pintura no desapareció nunca de su vida, fue mantenida lejos de la exhibición pública. 

Giro hacia el niño interior

Este nuevo siglo nos presentó una ocasión excepcional que impulsó a muchos a un ejercicio de introspección debido al sentir del antinatural confinamiento que conllevó la Plandemia de 2020. Para nuestro artista fue ese el catalizador en su atender a ese niño interior ávido de crear y de compartir sus obras. Asi, después de años trabajando en el sector deportivo, Jenaro crea su firma artística Jota Vega y empieza a exponer.

Surgen las exposiciones Rencuentro y Caminando, metáforas de la evolución en su proceso creativo. Siempre se ha sentido cómodo con la tinta sobre papel, pero a medida que trabaja con ellos va incorporando el color, que “equilibra” a los trazos de tinta negra  característicos de su pintura.

“Mi obra se desarrolla a través de la práctica, el riesgo, el error y el descubrimiento, llegando a un punto donde las formas, colores, ideas y conceptos se almacenan y combinan en un “arsenal” personal, que proporciona seguridad y fuerza. Sin embargo, uno actúa como intermediario, siendo la fuerza creativa la que realmente guía este proceso y me lleva a lugares inesperados”, se sincera Jota Vega.

La autora de este blog comparte de una forma visceral muchas de estas ideas y agracede, con este artículo, las sincronías establecidas con los puntos de vista y devenir del artista.

Origen

Cuarenta años después, Jota Vega regresa al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias con un nuevo proyecto expositivo titulado Origen. Este reúne más de veinte obras en formato pequeño y mediano en donde se puede apreciar la evolución del artista, tanto en blanco y negro como en color, destacando un trazo personal dirigido a dar vida a figuras que motivan la imaginación. Las obras son finalizadas sin título ya que el interés del artista es eliminar todo condicionamiento y ofrecer una diversidad de interpretaciones de su trabajo creativo.

“El origen lo podemos entender como el principio, el primer trazo, la primera idea, el primer pensamiento, la primera sensación al mover el lápiz; pero también como la causa, el motivo de las cosas. Por eso, lo que presento en esta muestra, sin duda, tiene su origen en el municipio del Puerto de la Cruz. La paradoja radica en que, a pesar de sentirse libre, uno es, en realidad, esclavo de esa energía creativa. Este es, probablemente, el origen de toda creación”, nos revela Jota Vega.

Incursión visual

“Las líneas de tinta, a veces gruesas y otras más finas, se entrecruzan formando una red donde en ocasiones, se adivinan formas reconocibles. En otras, el azar parece crear figuras metamórficas que la imaginación o el recuerdo asocian con seres que habitan en el inconsciente. La multiplicidad de planos juega también un papel crucial. Focaliza la atención del espectador a través de un ovillo donde el hilo sigue un camino curvo que, de repente, se vuelve finito. Este viaje visual nos invita a explorar lo inesperado y a descubrir sorpresas en cada rincón”, explica Estefanía González, comisaria de la exposición y vicepresidenta del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC).

Carácter autobiográfico

¿Existe una estrecha correspondencia entre la vida del artista y su obra? Como alguna vez leí, el sincronismo es un fenómeno ineludible de biología artística. El creativo absorbe y concatena su mundo para devolverlo transmutado en una esencia personal. En el caso de Jota Vega, esta conexión se manifiesta en su búsqueda de la perfección y su insistencia en lo correcto, evidenciadas en su meticuloso trabajo sobre la línea y el uso expresivo del color y la textura. Cada obra es un testimonio de su viaje personal, un recorrido en el que el arte y la vida se entrelazan en un diálogo constante. 

Profundiza en lo antedicho Estefanía González: “Volver sobre sus pasos una y otra vez es otra de las características distintivas de su obra. Este retorno se observa en el paso reiterado sobre la línea, que deja huellas tan profundas que casi parecen traspasar el papel. Estas marcas, que podrían interpretarse como “cicatrices”, simbolizan la experiencia vivida. Porque, si se ha vivido, se tienen cicatrices, y Jenaro las muestra a través de casi imperceptibles texturas que se revelan con mayor claridad cuando la tinta se seca en momentos vitales diferentes”.

La madre del artista que nos ocupa, Aurora Vega, tuvo un enorme peso específico en su motivación por vivenciar las palabras de Picasso. Diríamos: “Todo niño es un artista.  El problema es cómo seguir siendo artista cuando crecemos”. Ese afán, ese sueño cuasiuniversal, deviene realización en Jota Vega, y la contemplacion de su obra nos hace partícipes de ese impulso tan sabio.

JOTA VEGA nos habla de su técnica en este vídeo:

El Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) en Puerto de la Cruz se encuentra en el número 18 de la calle Quintana.

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