

En el vibrante mundo del arte contemporáneo, Guillermo Vázquez Zamarbide se destaca como un artista con técnica propia y una profunda exploración de la pintura. Originario de Argentina y actualmente residente en Tenerife, ha encontrado en la técnica del óleo aplicado con espátula su medio de expresión potente, tras haber incursionado en la pintura como acuarelista.

Evolución artística
Vázquez Zamarbide toma contacto inicialmente con la pintura durante su formación como arquitecto a través de la realización de bocetos y croquis urbanos realizados en tinta china y acuarela. Con el tiempo empieza a pintar artísticamente con acuarela. Sin embargo, su búsqueda por alcanzar más intensidad en sus pinturas le llevó a la técnica del óleo aplicado con espátula sobre lienzo, que sigue utilizando en la actualidad. Su formación como acuarelista sigue presente en su manera de abordar el óleo, jugando la luz un papel central en el desarrollo de su trabajo, al igual que las veladuras sutiles y los colores quebrados. Estos recursos permiten transmitir emociones profundas en sus composiciones.

“Otro lugar”: un viaje perceptual
Esta muestra pictórica exhibe 22 óleos de pequeño y mediano formato, que invitan al espectador a un viaje interior, y se sitúan entre la figuración y la abstracción.
Nos presenta un universo más allá de lo captado por nuestra retina, convirtiendo a la obra en una experiencia emocional en la que el espectador es también un creador, sensible a movilizar sus capacidades de interpretación y obtener una visión renovada de cada escena, a través del uso tan especial que hace el artista de la luz, el color y la composición.
“El paisaje, tanto natural como emocional, constituye el eje central de esta propuesta. No se presenta como una representación literal, sino como una construcción simbólica que refleja la percepción humana.“, explica Zamarbide.

Influencias cromáticas
Cuando nuestro autor aborda la obra pictórica lo hace sin un modelo previo; es su interior el que proporciona los modelos a pintar, a menudo visiones de un eterno caminante que vive en su inconsciente. Compartir y comunicarse con la gente a partir de lo manifestado en sus pinturas es su empeño y su afán
Su paleta cromática se basa en el uso de colores opuestos complementarios, sea para intensificar su contraste o para fusionarlos en una armonía gradual. Esta combinación de tonos cálidos invita al espectador a un estado de serenidad y reflexión, incluyendo muchos tonos terrosos y azules, propios de los elementos con los que convive, tanto en Argentina como en Canarias.

Horizontes suspendidos en el limbo
Su estrecha relación con el paisaje, como parte de su experiencia de vida, le lleva a emprender un viaje interior, a veces por mar y a veces por desiertos. En sus obras refleja la atmósfera que vislumbra en esta experiencia, donde el refugio, la soledad, el desencuentro, la llegada y la despedida se hacen presentes. El artista encuentra inspiración en sus propias vivencias, transformando el lienzo en una puerta abierta hacia sus visiones internas. Sus colores y formas transportan al espectador más allá de la realidad, sumergiéndolo en un mundo donde el tiempo se disuelve y las emociones se tornan trangibles.

En resumen, Guillermo Vázquez Zamarbide es un artista que, mediante cada toque de su espátula, nos invita a un viaje emocional, reflexivo, de invitación al descubrimiento de nosotros mismos. Cada exposición es una celebración de la pintura como un medio para explorar lo que yace más allá de la superficie; un recordatorio de que en el arte, como en la vida, siempre hay más de lo que parece. Estos días, en el espacio cultural Desván Blanco, tenemos la oportunidad de navegar en lo antedicho a través de sus evocadoras creaciones.