Concha Ibáñez, la esencia del paisaje

Concha Ibáñez en su taller
Detalle exposición Concha Ibáñez en la Fundación Cristino de Vera – Espacio Cultural CajaCanarias

Como pintora, resalto una vez más la importancia actual de los organismos culturales en su afán de presentar al público el talento femenino, intencionadamente ocultado por el sistema rígido de géneros imperante en el pasado, que dio origen a una situación de desigualdad que la investigación histórica ha constatado desde la Edad Media, resultando en autorías femeninas de la cultura Occidental que no figuran en la historia del arte porque sistemáticamente fueron borradas.

Por este motivo, me complace descubrir la obra y el pensamiento de una prolífica creadora catalana adelantada a su tiempo. Independiente, viajera y con un gran compromiso político durante la Transición española y con el pensamiento feminista, consagró su vida al arte, a la pintura y al grabado, ocupando un lugar destacado entre las artistas plásticas catalanas más representativas de su generación como Emília Xargay, María Assumpció Raventós, María Girona i Benet o Montserrat Gudiol. Su obra se halla en diversos museos, entre los que destaca la colección MACBA.

Castilla, 1995

Orígenes familiares

Concepción Ibáñez Escobar nace en 1926 en Cataluña, pero sus orígenes están más hacia el Sur, en la Alpujarra almeriense. Su familia procede concretamente del pueblecito de origen andalusí Instinción. Son los primeros años del siglo pasado y los Escobar Pastor tienen tierras, ganado y una carnicería, por lo que marchan bien económicamente. Durante un desencuentro familiar, el matrimonio Escobar Pastor descubre Cataluña con todas sus posibilidades de desarrollo por lo que deciden volver a Instinción, vender todas las propiedades y emigrar con sus siete hijos (entre ellos la madre de nuestra artista, María Cristina Escobar) instalándose en Canet de Mar, un pueblecito cerca de Barcelona. El novio de María Cristina viaja hasta Canet de Mar, donde se casan y nacen sus tres hijas Concepción, Cristina y Paquita Ibáñez.

El Garraf, 2002

Temprana revelación

Siendo una niña, en Canet de Mar, descubre el mar y a ciertos pintores que tratan de reflejarlo en sus lienzos. Es en ese momento cuando Concepción, más conocida como Concha, a la habitual cuestión de qué quería ser de mayor, con solo seis años respondía sin titubear: “pintar y andar”. Viendo su legado y repasando su trayectoria profesional, confirmamos la magnitud de la fuerza de dicha revelación, ya que logró  vivir de su producción artística, recorrer ampliamente España y viajar por diversos países del mundo.

Paisaje de Cuba, 1996

Valores republicanos

En la España Republicana se vivió un movimiento de renovación pedagógica de la que bebieron las tres hermanas. Concha Ibañez pudo completar la educación básica primaria en esta tradición de pensamiento republicano tan diferente a lo que luego le tocó vivir, lo que le influyó en su ideología a lo largo de su vida. Cuando estalla la Guerra Civil, Barcelona es bombardeada. El barrio de Sagrera, donde estaba el hogar familiar, fue un barrio de intensa lucha obrera (también en la época de la Transición). La decisión de trasladar a las tres hermanas al hogar de los abuelos en Canet las mantuvo a salvo de la violencia de los bombardeos. Cuando acaba la guerra vuelven a Barcelona, y ella consolida su decisión de ser pintora.

La Segarra, 1984

Formación

Mientras va madurando esa introspección de ser artista, estudia corte y confección con sus hermanas, llegando a ser una hábil modista y aportando significativos ingresos al hogar familiar. A lo largo de toda su vida se hizo su ropa y la de su familia y amigos, a menudo dando muestras de una gran creatividad. Más adelante decide alternar su trabajo con clases de pintura en un Ateneo fundado en la República en los años 40, en el Barrio Nuevo, antes barrio de anarquistas. Allí daba clase de paisaje Josep Oriol Baqué Mercader, un excelente profesor.

Posteriormente, con casi 30 años de edad estudiará pintura, grabado y dibujo en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos Llotja de Barcelona con artistas como Francesc Labarta. En su tiempo libre frecuentaba los ambientes artísticos de la época en el Cercle Artístic de Sant Lluc.

En los años 50 comienza a exponer en colectivas. En la Sala Jaimes de Barcelona hará su primera individual, considerando que empieza su profesionalización. A partir de ese momento sella un pacto de compromiso con su pintura: cada año concretaba de 4 a 9 exposiciones individuales repartidas por toda España y el extranjero (EEUU, Cuba, Bruselas, Viena y Francia). En cuanto a las colectivas en las que participó, fueron tan numerosas que no están todas registradas. Observando el listado de todas las muestras, pareciera que Ibáñez decía que sí a todas las propuestas, aprovechando las oportunidades de exhibición que se le presentaran para que su obra llegara a todo tipo de público.

Almería, 1978

Concha Ibañez

Esta muestra retrospectiva, integrada por diecinueve obras realizas por la artista en el período comprendido entre 1976 y 2008 pertenecientes al legado familiar, es la primera individual dedicada a Concha Ibáñez después de su fallecimiento en diciembre de 2022.

La artista visitó muchas veces el archipiélago canario, sobre todo viajaba mucho a Lanzarote, uno de los paisajes que más representó a lo largo de su trayectoria, fascinada por los colores de las tierras volcánicas, de su vegetación y de la luz tan especial de su cielo. A este respecto, Elina Norandi, crítica e historiadora del arte, en su condición de comisaria de la exposición, subraya la presencia en la sala de tres importantes obras de parajes de Lanzarote, donde representa la Geria con su particular estilo de síntesis y concreción formal. “Ella cada vez quería concretar más el paisaje y quedarse con lo esencial, lo más puro. En esta exposición también se pueden ver dos ejemplos de casi abstracción en unos paisajes catalanes que llaman la atención porque jamás fue abstracta ya que siempre hubo nexos con el mundo natural”, señala Norandi

Montseny,1971
Montseny,1971

“Mundo Ibáñez”

Pese a que se conservan algunos retratos o naturalezas muertas no es su obra más destacada. Ella encontró en el paisaje su expresión más auténtica. Sin embargo, en contadas ocasiones practicó la pintura al aire libre. Su proceso de trabajo  siempre fue igual: viajando al lugar que escogía para ser pintado observaba, sentía y sintetizaba, realizando toda una serie de estudios preparatorios con los que regresaba a su casa-taller para desarrollar la obra pictórica que luego sería expuesta. Viajar-pintar-exponer fue su modus vivendi

Se nutría de lo que veía, que “metabolizaba” a través de su personalidad original y gran talento creador culminando en una obra final de paisaje urbano, rural o marino con sello propio. Numerosos lugares recorridos en sus viajes no fueron nunca pintados porque adolecían de esa conexión emocional, quizá “espiritual”, que nuestra artista precisaba para que su inspiración diera lugar a una obra.

En una entrevista que le hizo el periodista Sempronio en La Vanguardia en 1987, sobre sus paisajes ella puntualizó: “Hay que impregnarse de la esencia de las cosas, para después cerrar los ojos e interpretarlas al modo de uno mismo”.

Castilla, 1978
Castilla, 1976

Paisajes

A pesar de sus raíces mediterráneas, su curiosidad por conocer nuevos espacios geográficos le llevó a viajar por todo el mundo, tal y como se puede comprobar en una obra inconfundible y alejada de cualquier tendencia del momento. No son paisajes inventados, sino presenciados: campos de trigo en Castilla, olivares en Jaén, parajes inhóspitos en los Monegros, litorales de la Costa Brava, Menorca, el Maresme… Los suyos son paisajes figurativos simplificados, con un mínimo de elementos.  Se muestran singulares y diferentes y la figura humana se intuye, sin aparecer explícitamente, a través de edificios, caminos, campos rurales, bancales, olivares plantados. Es un paisaje humanizado carente de movimiento.

Su tema favorito fue la tierra caminada, labrada: “Siempre me ha importado mucho el trabajo del hombre en la tierra”, expresaba la artista cuando era entrevistada.

Fueron paisajes reiterados en su obra: Castilla, Lanzarote, Ibiza, Aragón, Cataluña, Almería, Venecia, Nueva York y Marruecos.

El diccionario Ràfols de artistas contemporáneos de Cataluña y Baleares señala que la obra de Concha Ibáñez “está hecha de soledades y silencios, resuelta con sencillez y coloreada con dulzura, desplegando formas con matices con una cautivadora sensibilidad poética”.

Paisaje de Jaén, 1997

Color

Ella pintaba series utilizando cromatismos armónicos y poco estridentes. Cada región le provocaba un diálogo con una gama de colores concreta, llegándose a reconocer la situación geográfica por las tonalidades empleadas. Los colores dominantes cambian según el paisaje: Lanzarote: grises, verdes, amarillos; Castilla: amarillos, terrosos, ocres; Cataluña: verde, azul; Marruecos: rojos; Almería: blancos y verdes; Aragón: grises; Cuba: azules; Canet y Baleares: colores mezclados.

Lanzarote, 2001

Influencias

Es una artista contemporánea que conoció tanto la historia del arte como las vanguardias del siglo XX. Poseía una gran biblioteca y asistía a todo tipo de exposiciones y grandes pinacotecas. Aunque decía que pintaba al margen de influencias se puede intuir en sus obras el conocimiento del cubismo, el constructivismo, el neoplasticismo de Mondrian…

Dos artistas del pasado en los que Ibañez encuentra afinidades en su obra serán Giotto y Piero della Francesca.  Ambos pintores tratan de reformular la realidad prescindiendo de todos los detalles fortuitos, calificativos, desplegando una realidad de carácter universal; esto se puede aplicar a la obra de Ibañez, ya que todos sus paisajes vivenciados retratan una simplicidad tal que devienen en paisajes universales con riqueza matérica.

Como ocurre en la pintura renacentista, donde la línea se acerca a la idea de equilibrio y orden, en los cuadros de Ibañez la línea del horizonte, que está presente en la mayoría de sus composiciones, sirve para delimitar el cuadro en dos partes, en dos planos, sin prevalencia de ninguno de ellos debido a que ambos son igualmente importantes.

Almeria, 1980

Grupo SOM 7

Con la intención de realizar proyectos conjuntos, formó parte del grupo SOM 7 (por el número de integrantes) de la Asociación de Mujeres Artistas de Cataluña, junto con Claude Collet, Teresa Costa-Gramunt, Luisa García Muro, Adelaida Murillo, Carme Riera y Núria Tortras.

Paisaje de Tarragona, 1971

Hermetismo en torno a su vida

Todos los que conocieron a Concha coinciden en describirla como una persona de interesante conservación en la que siempre estaba presente el arte, la literatura, la política y la actualidad, pero nunca quiso contar su vida, sus vivencias o desvelar la intimidad de su pensamiento. A pocos años de su fallecimiento destruyó su archivo íntegro: cartas, fotos, notas… Así es como todo lo que no fuera su obra artística desapareció. El carecer de todo lo antedicho supone tener una visión parcial e incompleta de la obra. Gracias a su sobrina Cristina Fonollosa podemos saber algo más de su personalidad: “mi tia era muy generosa con los artistas que comenzaban su carrera. Cuando alguien le decía: “Concha, quiero pintar”, salía de su casa, además de con sus consejos, con lienzos, pinceles y pinturas. Y con el grabado, de modo similar, enseñó a grabar en su taller a toda una generación de artistas que aún hoy siguen en activo”.

Almería, 1998

Concha Ibáñez vivió rodeada de poetas y escritores. Sus dibujos y grabados ilustraron los textos de autores como Baltasar Porcel, Cesáreo Rodrígues-Aguilera, Miguel de Palol, Marta Pesarrodona, Tomás Garcés, Celso Emilio Ferreiro y Josep Maria Carandell, entre otros.

El poeta madrileño José Hierro dijo una vez de la obra de Concha Ibáñez: “Sus paisajes desnudos, dramáticos, desolados son como lugares vistos en sueños, recordados al despertar”.

A dos años de su centenario, este proyecto expositivo ofrece la posibilidad de adentrarse en el universo poético de esta singular pintora que, después de tantos años, no ha tenido el reconocimiento que merece por su extensa trayectoria creativa. El espectador podrá viajar, en la contemplación de sus lienzos, a la mismísima esencia de la riqueza pasajística de nuestro extraordinario país.

Descubre a Concha Ibáñez en esta entrevista:

Charla dedicada a Concha Ibáñez por Elina Norandi, crítica e historiadora del arte. Tras la conferencia se entabla un diálogo entre la comisaria y Cristina Fonollosa, sobrina de la artista:

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