Roberto Batista, visuales silencios

Roberto Batista
Detalle exposición Ex-sistencia Museo de Bellas Artes

¿Son ustedes de los que disfrutan visitando exposiciones guiadas con performance incluida? Para mí es muy enriquecedor escuchar al propio artista hablar de su obra expuesta. Así es como aproveché la oportunidad de conocer al palmero Roberto Batista y entrevistarlo tras la visita guiada de su nueva exposición Ex-sistencia, con una performance inicial de la mano de Rosa Galindo y del artista multidisciplinar Sergio Molina.

A través de un arte de carácter distópico, Batista describe y denuncia un mundo en que las manipuladoras fuerzas del poder dominan a las masas sumisas y abducidas por la tecnología. Desde un posicionamiento reflexivo-existencial pretende estimularnos a reflexionar sobre una suerte de insensibilidad que parece reinar a nuestro alrededor. A través de estas obras abstractas con su particular tratamiento del color se vislumbran ciudades, multitudes que caminan sin rostro, autopistas…, que invitan al público a crear su propia historia y ser capaz de ver más allá de las sugerentes formas que plantean.

Ex-sistencia

Es el título del proyecto expositivo en el que se podrán ver 56 obras de pequeño y gran formato entre óleos, acuarelas, carbón y grafito de una serie de la que solo se puede ver un tercio de la producción total. Como testimonio, en una de sus vitrinas, se pueden contemplar tres de las acuarelas con las que arranca esta serie. Ex-sistencia empezó a crearse en 2019, formando parte de un proyecto más amplio y continuo, al que ha denominado Re-sistencia. El proyecto, por ahora consta de las series Des-signación, Ex-sistencia e In-sistencia. “Estos dos últimos conceptos los tomo de  Alberto Ruiz de Samaniego  que en su libro La ciudad desnuda, variaciones en torno a Un hombre que duerme de George Perec opone la actitud tomada por el personaje,  que decide un día quedarse en su casa porque está cansado de todo,  es decir, estar en sí, con el existir como Dasein, o estar fuera de uno mismo. Su hartura me hizo reflexionar sobre nuestra forma autómata de acción, condicionada por lo que otros determinan que debemos hacer; aunque nos creamos libres, todos hacemos las mismas cosas, con lo cual la libertad está en entredicho”, sentencia el pintor.

De esas reflexiones surgen los conceptos de In-sistencia y Ex-sistencia, las dos series en las que ha estado trabajando en los últimos años. ¿Siempre trabaja en series?

Planteo el trabajo en series como una forma de utilizar diferentes palabras y establecer distintos razo­namientos para hablar de las mismas preocupaciones, esas que forman parte de mi ideario personal. Es un modo de comunicar las mismas ideas que subyacen como depósito de aquello que en mí la realidad va generando.

Entendiendo la “Sistencia” como categoría ontológica que trata de las experiencias y expresiones del ser, “Ex-sistir” es estar fuera, lanzados al exterior, sin punto posible de apoyo interior, sin subjetividad, respondiendo automáticamente a los llamamientos externos, como seres irracionales, simples máquinas guiadas desde un control ausente, disfrazado de progreso, libertad y competitividad. Y es que para mí una existencia digna y humana solo es posible desde la resistencia. Resistir al presente, siguiendo las ideas de Deleuze, a la confusión y el desorden de la actualidad y hacerlo desde el recogimiento, la reflexión y la toma de conciencia, desde la profundidad de lo marginal.

Yo creo que lo único que podemos hacer para materializarlo es crear espacios personales o pequeñas comunidades para reaccionar a lo que nos sucede. Como las grandes utopías y revoluciones ya no existen de ahí nace el concepto In-sistencia.

¿Cuáles fueron sus inicios con el pincel?

Esta inclinación que tengo por la pintura me nace de pequeño. Cuando el maestro marcaba una tarea de redacción que incluyera un dibujo sobre el tema de escritura, recuerdo a mi madre reprendiéndome porque el maestro le había pedido que me dijera que tenía que alargar más las oraciones de la redacción y dibujar menos. En la isla de La Palma no tenía a nadie que pintase a mi alrededor, ni espacios expositivos. Tampoco había libros de arte en casa, pero mi inclinación hacia el dibujo estaba latente. Por suerte, tuve un profesor con una idea amplia del arte y cómo plasmarla en los programas educativos que terminó por darme el empujón definitivo en mi decisión para estudiar Bellas Artes y donde tuve como profesor a Pedro Gonzalez que marcaría mi trayectoria artística.

¿Para usted qué significa pintar?

Yo realmente al pintar expreso ideas, que voy plasmando en las obras. Los grandes interrogantes se mantienen siempre pero las preguntas cambian con los tiempos y ahora habitamos una sociedad acelerada como nunca. Yo planteo esas preguntas en mis obras, que devienen espacios abiertos y silenciosos. Al menos es una ventana que se abre para que el que la contempla con interés pueda encontrar el silencio suficiente como para hacerse sus propias preguntas.

Como dice Luis Landero: “lo que vale en el arte es aquello que no se puede explicar”. Si alguien mira mis cuadros y ve arte en ellos, eso es justo lo que no puedo explicar, aunque sí puedo describir el contexto a partir del cual he generado estas obras. Las lecturas de cada uno son infinitas. El cuadro para el espectador sigue moviéndose, sigue cambiando, actuando, y un día vemos una cosa y otro día otra. Lo que trato de evitar es que haya una lectura clara.

¿Cómo es su proceso creativo?

El pintor está pintando siempre, cuando está en el taller y cuando está fuera de él, cuando sale a caminar, cuando está haciendo fotos en cualquier lugar o leyendo. La pintura siempre está presente.

Primero escribo, anoto ideas y esquemas, y después empiezo a pintar. Tengo un periodo de lectura exclusiva durante 1 ó 2 meses. Hago bloques de lecturas previas de la idea. Leo y escribo. Y cuando ya tengo un camino, algo…, me pongo a pintar. Va como todo junto; como una pieza sola a la hora de comunicarte con lo que haces. Uno mismo con sus varios yoes. Soy de naturaleza intuitiva a la hora de pintar. 

Mi forma de comenzar a trabajar generalmente es con la acuarela. Hago infinidad de apuntes en la búsqueda de algo; son como papeles que vuelan. Así, suelo realizar varios estudios que pongo en una tabla cerca del lienzo en el que empiezo a trabajar con el óleo. De un boceto previo cojo una cosa, de otro cojo otra; no es que tome como referencia un solo boceto sino que son varios detalles los que tomo de una forma rápida. El cuadro se mantiene siempre vivo y mantengo un diálogo vibrante con él porque me está pidiendo constantemente algo. Si yo actúo en un lado del cuadro, cambia completamente. Me gusta que el lienzo me exija cosas de inmediato porque así me da más frescura. Trato de no seguir lo que me dice el sistema capitalista pero sí lo que el cuadro me pide. La obra es en sí la que manda.

Háblenos de su técnica

Después de trabajar durante años los acrílicos, en los últimos tiempos me he decantado por el óleo y la acuarela. Trabajo el óleo como si se tratara de acuarela, fluido. Lo encuentro más estimulante y fresco que el trabajo con la pintura espesa. Una vez que tengo hecho el color lo llevo al lienzo y sobre esa masa empiezo a trabajar. No puedo tardar más de dos días en realizar la obra, ya que necesito la pintura fresca para manipularla con espátula. Me gusta ir poniendo acelerantes de secado al óleo.

Los colores de medios tonos van evocando oscuridades que voy eliminando. Más que poner pintura voy quitándola; al hacerlo se van viendo claros de la propia tela, ya que no suelo utilizar el color blanco salvo detalles finales. Más que el color necesito la distribución del claro y oscuro, esa luz que se abre y da profundidad al cuadro.

¿Cuál es su tendencia a la hora de organizar un cuadro?

Las estructuras geométricas y el espacio resultan fundamentales en mi obra. Para mí la línea recta a la hora de pintar es fundamental. Tengo que estructurar el cuadro a base de verticales, horizontales y planos; no obstante, desde hace unos cinco años han surgido obras con más presencia de fundidos.

Me reconozco como un pintor abstracto a la hora de enfrentarme al soporte y en cuanto a que el espectador vea esencialmente pintura; que no se plantee “¿qué querrá decir?”, sino que el cuadro tenga peso ya de por sí, como presencia física.

¿Qué temas son más recurrentes en su trayectoria artística?

La temática alrededor de la cual desarrollo mi obra siempre ha girado en torno a aquellos grandes interrogantes que como seres humanos han conformado nuestras preocupaciones y que, entre otras, a su vez, van estableciendo nuevas preguntas sobre nuestra condición y la relación que establecemos con los otros, como sociedad y con la naturaleza como entidad, como totalidad.

Después de series desarrolladas tomando como referente visual la creación de atmósferas envolventes en las que las formas tendían a perder su identidad, el trabajo actual se centra en un constante proceso de deconstrucción que pretende convertir la imagen en un espacio difuso y por ello abierto a infinidad de interpretaciones.

Esta inclinación de plasmar zonas urbanas me ha acompañado en los últimos años porque creo que es en la ciudad donde se gesta todo, lo que tiene de bueno y de malo nuestra sociedad.

¿Cómo podemos mejorar nuestra sociedad?

Empezando por uno mismo. Lo que es urgente hoy es pensar, alejándose del exceso de información. Por el contrario, lo que nos inculcan es que lo más importante es la comunicación; todos así llenos de ruido y sin tiempo para pensar en profundidad. Si todo va en esa misma dirección, cómo vamos a ser optimistas. Los problemas que vemos ahora no se pueden solucionar solos. Procede detenerse y pensar individualmente qué somos capaces de hacer para cambiar la situación. Preguntarnos constantemente: ¿qué estamos haciendo? ¿Vamos como masa, siguiendo inconscientemente las órdenes que nos trazan, o soy yo quien tomo las decisiones? A título anecdótico está la noticia que leía recientemente y que hace plantearse qué puede llevar a un hombre en Canadá a excavar un túnel de 200 metros hacia el centro de la tierra queriendo huir de un mundo antinatural.

¿Qué puede aportar el arte al respecto?

Realmente el arte no puede cambiar casi nada. Yo utilizo el arte para hablar de lo que me inquieta ahora mismo. Tengo la necesidad de transmitir mi preocupación por la sociedad en la que vivo. El mundo necesita unirse en una nueva ciudadanía ecológica, como muchas veces ha dicho el filósofo Francisco Jarauta necesitamos, aparte de un contrato social, “un contrato natural” sentirnos naturaleza para así constatar que la cuestión, ahora, es tratar de que la naturaleza no se siga deteriorando. Y también saber cuáles son las necesidades urgentes en cada uno de nosotros: mi lista de necesidades, ¿son realmente necesidades? porque ahí está la clave. ¿De verdad necesitamos tantas cosas?, ¿con qué vivieron mis abuelos y mis padres? Yo tuve una infancia feliz con pocos recursos; íbamos caminando a todas partes porque no teníamos coche. El Sistema nos ha creado muchas necesidades, incluso en nuestro tiempo libre, que cada vez es menos, y lo peor de todo es que se lo estamos transmitiendo a los niños, que ya viven bajo la amenaza del reloj.

¿Se impone alguna norma a la hora de crear?

Hay ciertas reglas básicas a la hora de pintar que uno se va imponiendo personalmente.  Una de ellas es la contención: no me gustan los efectos gratuitos, efectistas. Quiero que el cuadro esté más contenido, que sea más “bloque”, sin “alegrías gratuitas”. Es una norma que tengo, hasta ahora. Aunque en toda mi obra el espacio ha sido y sigue siendo fundamental, en este momento estoy tendiendo también hacia una pintura más plana, o sea, por una pintura de figura-fondo.

¿Considera que los espacios públicos donde se puede exponer en Canarias funcionan adecuadamente?

Por lo experimentado, no. Hemos de crear lugares adecuados para lo que el arte exige, no espacios abandonados que carecen de las herramientas necesarias para colgar o colocar una obra e iluminarla como es debido. Las salas no deberían ser un problema a la hora de dar voz a un artista. Gestionar la política expositiva de un espacio público implica seriedad y diversidad; y no es aceptable ver en el comité de selección a las mismas personas en lugares distintos y durante mucho tiempo, es decir con la misma orientación y criterio de selección. Que la frase “que no se quede nadie atrás” sea un hecho y no solo palabrería. Hacer una exposición es costoso, y se vende muy poco; los responsables de la gestión cultural institucional deberían facilitar el camino a los creadores que quieran dar a conocer su obra, dar oportunidad a todos y sacar provecho de las instalaciones disponibles.

¿Qué pintores le han marcado?

Paul Cézanne fue siempre mi punto de partida. Todos los artistas desde el Impresionismo, inicio de la pintura moderna, hasta hoy en día, aportan aprendizajes. Mis primeros contactos fueron con los impresionistas Claude MonetÉdouard Manet, Camille Pissarro, pero sobre todo Cézanne por su modo de estructurar la obra más acorde a mi gusto, a base de planos. 

 De Monet hay mucha obra que me gusta, como por ejemplo sus nenúfares, pero es una pincelada más desvaída; Cézanne estructura más geométricamente, pues no le interesaban los reflejos, lo instantáneo, sino lo permanente. Me gustan también las atmósferas desvaídas que son difíciles de definir, y en mis cuadros hay influencias entre la evanescencia de William Turner y los espacios estructurados de Cézanne.

Hay muchos artistas que de un modo u otro me han interesado como Giorgio Morandi , Mark RothkoVermeer, BaconBraque, etc. y no solo por sus obras sino también por el modo de entender la vida y el arte.

¿Usted se considera un artista contemporáneo?

En mi opinión el artista contemporáneo es aquel que habla de su tiempo, expresándose con los materiales que prefiera. Me considero más de esta época al no utilizar aquellas máquinas que el Sistema me trata de vender para vehicular mi expresividad, yendo así acorde con las necesidades que antes mencioné, que son pocas y tradicionales. Me considero tan contemporáneo pintando como el que lo hace usando las nuevas tecnologías.

¿Tiene alguna clase de vínculo con las nuevas tecnologías?

Desde 2013 cuelgo en Facebook todos los días una obra como una suerte de diario, ampliado recientemente a formato de semanario y mensuario. Esto surgió porque hago muchas pruebas en pequeños trozos de papel o lienzo, en permanente investigación, que en vez de desechar son colgadas en mi red social. Además, para adecuarme a la exigencia que la acuarela me plantea necesito, diríamos, “un calentamiento previo”, ejercitar la mano a los requerimientos del medio y me recreo en paisajes al natural; ese trabajo es lo que cuelgo en la red social como semanario y mensuario.

Durante más de treinta años ha combinado la labor pedagógica con la artística. Como profesor de pintura en Bellas Artes y de Educación Plástica y Visual en secundaria: ¿Cómo ve la formación actual?

A los estudiantes hay que limpiarles la mente y el corazón de tantos signos y verdades establecidas. Enseñarles que nada es más válido que otra cosa, ni mejor ni peor, pues ya a los tres años les ponen referentes que luego les incapacitan para hacer otras cosas. Eso es lo primero que hay que romper, dar confianza en lo que hacen, y entender que todos somos distintos. No dibujar un pájaro a partir de un esquema establecido, sino como su impulso determine. Un niño no tiene ningún problema en hacer lo que sea hasta su ingreso en la escuela, que en cierto modo es como una cárcel, donde se le impone una estructura que luego deviene muy complicada de modificar. Cuando era profesor de secundaria trataba de desmontar dicho marco mental, simplemente llevando al alumnado a otros espacios físicos de trabajo lejos del aula habitual, fomentando así su creatividad con el simple hecho de entrar a un lugar donde sentirse libres sin miedo a manchar.

En la actualidad en algunos casos se ha creado una línea en la que lo importante no es lo que se hace sino las estrategias que se trabajan para defenderlo, la defensa es más importante que la propia plástica. Los estudiantes ya no se manchan las manos, como antes, pues las aulas han reducido drásticamente las horas dedicadas al hacer. Ya que utilizamos cada vez menos las manos, considero que las manualidades se deberían fomentar mucho más desde la escuela.

¿Tiene en mente algún nuevo proyecto expositivo?

Con mi amigo escultor, Medín Martín palmero también, tenemos un proyecto conjunto, que es probable se exponga inicialmente en la isla de Lanzarote, uniendo parte de su serie escultórica Rostros sin Alma y mi serie pictórica Ex-sistencial, que lleva por nombre Erisictón, que es el mito de un rey de Tesalia cuya codicia no respeta ni a los seres divinos ni a los terrenales, y al que Deméter condenó a sufrir hambre eterna. Es pues, representante del hombre ambicioso, egoísta e innoble, narcisista e insensible que terminará devorándose a sí mismo y que tomamos como reflejo de la sociedad actual que tiene la misma hambre devoradora del rey de Tesalia, y que se resiste a salir de un rumbo que “devora” la Tierra.

A nuestro artista le gustaría ser recordado como reza el epitafio de Max Aub: “hice lo que pude”.  Con su paciente, dedicada y profunda investigación subjetiva y plástica Roberto Batista lo realiza ya en el presente con esta sorprendente exposición, que abre sugerentes espacios de silencio e introspección en el ruido de la ciudad, tan a menudo fútil y vacuo para nuestros coetáneos. Desde este blog le damos las gracias por ello. 

Roberto Batista nos habla de su técnica en este vídeo:

Aquí puedes ver la performance de la mano del artista multidisciplinar Sergio Molina y Rosa Galindo que tuvo lugar en la exposición Ex-sistencia.

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