

¿Qué papel encarnaba la mujer en Augusta Emerita?
Ustedes, como yo, se preguntarán si habría mucha diferencia en el sentir de las moradoras de esta capital de Lusitania, Augusta Emerita, que hoy es la ciudad de Mérida, con las actuales. Una contestación aproximada la encontramos en el notable repertorio de testimonios vitales que nos han legado; obras que ayudan a comprender mejor sus quehaceres, su posición, y su existencia en esta sociedad del mundo antiguo que es la base de nuestra cultura occidental.
Mulieres
Es una exposición que quiere reivindicar el papel de las mujeres en la sociedad romana revelando la vida de aquellas que, en ocasiones desde el silencio de lo cotidiano, y otras desde la notoriedad de las posiciones de poder, construyeron la sociedad emeritense.
Su discurso narrativo se apoya en más de 147 piezas individuales o formando conjuntos y ajuares, mayoritariamente procedentes de las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano. Las obras son de todo tipo, desde conocidas esculturas y relieves de la colección del MNAR, pasando por obras de artes menores, piezas de orfebrería, monedas y todo tipo de objetos representativos del universo femenino.
La belleza plástica y la relevancia documental de cada una de las obras expuestas entrelazan un diálogo directo con el visitante, sumergiéndole en una de las más importantes urbes romanas de Hispania.

Yacimiento Patrimonio de la Humanidad
Si todavía no conoce este enclave histórico, quizás las imágenes virtuales que se presentan de la colonia emeritense, con la idea de contextualizar las obras en su espacio original, le animen a tomar un avión rumbo a la ciudad de los gladiadores.
En Augusta Emerita se conservan grandes estatuas de emperadores, emperatrices y miembros de la casa imperial en espacios como el Teatro y los Foros. Estatuas que lanzaban un mensaje, ensalzando las virtudes del poder imperial. Las emperatrices y princesas que componían las dinastías familiares del imperio y que eran veneradas oficialmente, eran a la par odiadas por sus súbditos y familiares.


Matrimonios de conveniencia
Las que se pierdan en amores románticos sentirán una especie de vértigo al saber que la mujer romana estaba destinada a ser madre y esposa de un hombre elegido por conveniencia, no por afecto.
Augusto, en su reinado entre el 27 a.C. y el 14 d.C., legisla a favor de la institución matrimonial, prohibiendo los matrimonios mixtos entre libres y libertos y castigando duramente el adulterio. Buscaba una sólida política de alianzas familiares, que se mantendrá en los siglos I y II d.C.
Por ello, la imagen tradicional de un buen enlace matrimonial muestra a ambos cónyuges unidos legalmente a la misma escala y posición, como se puede observar en la idéntica altura de los bustos de la estela funeraria.

Maternidad, fin social
Tener hijos era considerado un bien social, y las normas legales y morales así lo observaban. Apenas salían de la infancia, las mujeres romanas comenzaban su etapa fecunda destinada a la maternidad. Aunque la medicina romana había avanzado notablemente y poseía un especializado instrumental ginecológico (como vemos en los numerosos ajuares de médicos emeritenses), la mortalidad femenina era muy alta y más frecuente que en los varones, debido a los riesgos de embarazos y partos. Sorano de Éfeso escribió el primer tratado conocido de ginecología.
El momento del parto era asistido por matronas y ayudantes que acompañaban a la parturienta. Se daba a luz sentada en la silla partera, como se refleja en relieves de Ostia y Pompeya con escenas de partos. Pero cuando la cosa salía mal, lo que era relativamente frecuente en aquella época, la muerte por parto era despedida con grandes alabanzas y honores hacia la difunta, pues se consideraba un acto de lealtad para los fines sociales.
En Augusta Emerita se documentan varios médicos y una posible matrona, Julia Saturnia, que decora la zona posterior de su tumba con la representación de un recién nacido fajado en pañales, que era como permanecían los neonatos durante meses. En cierto modo Julia podría condiderarse una antecesora de las matronas actuales.


Exclusión Educativa
En la sociedad actual la educación es un derecho fundamental para todos, pero en Roma tan solo un puñado de mujeres destacan por su formación al estar mal visto. Las escuelas, especialmente las filosóficas, se dirigían a los varones, y las mujeres solían estar excluidas de estos círculos del saber y conocimiento. Por esa circunstancia, son pocas las emeritenses que debieron cultivarse como muestra el monumento funerario de la joven Lutatia Lupata tocando un laud. Era hija de una prostituta que fue adoptada por otra más pudiente que permitió que la difunta recibiera educación musical en vez de seguir el oficio de su madre, como era lo habitual en esta sociedad.
Las críticas hacia la mujer culta son frecuentes en los autores clásicos. Sin embargo, la mayoría de las mujeres debían tener nociones básicas para llevar la economía doméstica y también ayudar a su esposo en las tareas y negocios familiares. Eso sí, sin hacer alarde de más erudición.

Retratos Fotográficos
Estar guapa y a la moda, del latín modus, es un arte que nos acompaña desde hace siglos hasta per saecula saeculorum. Nuestras particulares féminas seguían estos modelos sociales, procurando imitar el peinado y los gustos estéticos imperantes a través de la familia imperial, lo mismo que se viene haciendo hoy en día, al copiar el look de las celebridades. E incluso las que se lo podían permitir corrían a retratarse para después deleitarse viendo su imagen muy cercana a la realidad, como si de una fotografía a todo color se tratara.
En cambio, otras preferían seguir otros gustos mas particulares, como el caso de la gitana, retrato de una joven emeritense de la que se desconoce su nombre. Su especial peinado, que no es posible encuadrar en ninguno de los patrones de los primeros decenios del siglo I d.C., parece continuar una tradición local; un peinado a la “manera de las abuelas” adornado con pendientes metálicos (véanse las perforaciones en los lóbulos de sus orejas).


Vida Laboral
En el curso de los siglos del Imperio las mujeres fueron avanzando en sus derechos, especialmente en su capacidad de poseer y gestionar su propio patrimonio, lo que les permitiría una cierta autonomía. Muchas de ellas eran pilares fundamentales en la empresa y negocio familiar, donde solían llevar las cuentas con eficacia. Existen muchos documentos que lo ponen de manifiesto: citas, imágenes y textos.
Las piezas emeritenses atestiguan la presencia de mujeres artistas del teatro, otras trabajando la lana, los telares, matronas y médicas; un amplio repertorio profesional que se fue adaptando a las necesidades, pero también a los derechos que fueron adquiriendo estas mujeres para ganarse la vida por sí mismas.


Lupanares, negocios del sexo
Se dice que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, y Roma no fue ajena a esta actividad como muchos documentos iconográficos y textuales lo atestiguan de manera muy amplia. En cierto modo era aceptada y consentida, pues se consideraba un mal necesario que se servía a la carta. Las fachadas de estos prostíbulos eran muy explícitas, mostrando imágenes en detalle de todos los servicios y sus precios. Ejemplo de ello son los prostíbulos pompeyanos poniendo a la vista en sus murales las variedades de venta de sexo que se ofertaban. Estos negocios del sexo se situaban en las salidas de las ciudades, donde las prostitutas o lupae (lobas) ejercían el oficio.
En Augusta Emerita no se ha localizado aún ningún lupanar, pero sí se ha recuperado de una excavación el relieve Lampas, atribuido al anuncio de una prostituta de unos 13 años, y los hallazgos de las lucernas decoradas con motivos eróticos del I-IV dC.
Aproveche este interesante homenaje que la Fundación Caja Canarias hace desde el presente a las mujeres del pasado y del futuro.


Acabo de leer este gran artículo y me ha enseñado mucho. Gracias la amena escritura de Susana Valcárcel que nos sumerge en una época pasada en la que las mujeres estábamos silenciada y marginadas, aunque hayan cambiado algunas cosas aún queda mucho por avanzar para nosotras. Gracias por este magnífico artículo y mi más sincera enhorabuena!
Muchas gracias Sandra por tu comentario. Iremos avanzando hacia la armonía soñada.
Fuerte abrazo.