Gonzalo Cabrera, la materialización de una firma

Gonzalo Cabrera
Detalle exposición colectiva de miniaturas en El Círculo de Amistad XII de Enero

¿Sabían que un cuadro pequeño puede llegar a tener una potencia visual y emotiva similar a las obras de grandes formatos? Todos nos conmovemos ante los lienzos enormes de los museos, pero pocos llegamos a descubrir, por la escasa frecuencia de exposiciones de esta índole, que los cuadros de formato pequeño plantean sorpresas de diverso calado al espectador. ¿Podría deberse a la comodidad atencional que sugiere una miniatura, en contraste con la inabarcable cognición de las grandes telas quizá vistas a una distancia insuficiente?

El Círculo de Amistad XII de Enero ha reunido a más de 40 artistas en su sexta colectiva de miniaturas. Se podrán ver unos 240 cuadros de diferentes técnicas con una temática libre, predominando paisajes e interiores. Este tipo de creaciones pictóricas son de un tamaño que no supera 25×25 cm.

Miguel González
Chari Duque
Rodriguez Flores
Julio Padrón
Toba

Al pasear disfrutando de todas estas obras tan variadas, me detengo ante las 6 magnéticas miniaturas de Gonzalo Cabrera, que atrapan mi atención por su lirismo y originalidad. Una sincronicidad se dio en esta visita al encontrarse Gonzalo en la muestra, teniendo así la oportunidad de conocer a un artista de exquisita sensibilidad, criado en un seno familiar donde los progenitores fueron piezas clave en el desarrollo de su lenguaje pictórico. Fruto del hallazgo es la siguiente entrevista:

-Volviendo la vista atrás, ¿cómo nace su interés por la pintura?

Desde pequeño siempre estuve relacionado con ella. Mis padres pintaban muy bien y ganaron varios concursos. Yo acompañaba a mi padre en sus salidas al campo organizadas por el maestro palmero Francisco Concepción, del que aprendí observando sus explicaciones; y en casa, todos los sábados había una exposición improvisada con lo que ellos realizaban a lo largo de la semana. Con el tiempo estuve en diferentes Academias de Arte, y en la capital belga asistí a la Real Academia de Bruselas. Aparte de la formación que recibí me puse a pintar, porque en la pintura lo que hay que hacer es ponerse a ello. He ganado algunos concursos. He hecho exposiciones colectivas e individuales que han funcionado muy bien. Mi formación no es pictórica, es artística en el terreno de la música, soy violinista de la Orquesta Sinfónica de Santa Cruz de Tenerife y vivo de la música.

-Como músico, ¿alguna vez ha intentado pintar una composición musical?

No necesito trasladar mis emociones musicales a la pintura. Cuando toco no salgo de ahí, estoy muy sumergido en la acción de tocar, y de intentar ver a ese compositor, su estilo, época. Para mí la pintura y la música son dos mundos separados aunque tienen muchísima conexión como todas las artes. Cuando escribes música necesitas equilibrio en la composición; cuando pintas se requiere un balance de luces. En la música se emplean términos de la pintura como “ese color no está bien”, “debería sonar con un color más oscuro”. Esas similitudes que hay las encontramos en muchos músicos y pintores en la historia. Por ejemplo, el pintor Wassily Kandinsky y el músico Arnold Shoenberg han dejado un epistolario muy extenso donde hablaban de esa analogía entre las dos disciplinas.

Al abordar un nuevo trabajo, ¿puede describirnos su proceso de creación?

Primero exploro el mundo que puedo ver con los ojos para luego interpretarlo. Recrearme en el paisaje que para mí ya es perfecto. Considero que la pintura debe tener ese filtro. Es mi mirada sobre lo que veo. No hay paisaje en sí, el paisaje está ahí y lo puede ver todo el mundo. Es lo que yo quiero ver de ese paisaje el punto donde uno se encuentra así mismo. Creo que la obligación de un artista es no copiar lo que ve, sino interiorizarlo e interpretarlo. Esta serie de acuarelas que tengo en este proyecto expositivo son figurativas pero no son dibujadas; no hay ningún dibujo ahí, solo manchas que intentan expresar una sensación de un paisaje, el cual uso como fuente de inspiración para crear en mi cabeza mi mundo lumínico. Así, las manchas de color que ni siquiera necesito terminar y que no van hasta el extremo del papel pintable, solo es lo que a mí me sugiere.  A veces, voy al sitio elegido con la intención de olerlo, sentir la humedad del ambiente… Un ejemplo es el caso de esta acuarela de castaños. Y después tomo apuntes del natural, recreando muchos cuadros inventados que tienen que ver con ese origen.

Es un hecho constatado el incremento de exposiciones temporales en nuestro país, ¿qué interés encuentra en esta expresión cultural?

Los centros y salas de exposiciones son importantes porque hay una necesidad inherente en el ser humano de expresarse y transmitir su visión del mundo. Aunque te puedan gustar más o menos las obras expuestas, se debe respetar al artista que las realizó, porque estás viendo su mirada, su sello único e irrepetible.  El llegar a convenir espacios como una galería de arte o un auditorio donde uno y otro se encuentran a través del arte como seres sociales, me parece que es una forma de elevar y desarrollar nuestras potencialidades humanas. Una sala de conciertos es como una sala de exposiciones también. Uno va allí, y de repente la orquesta le sitúa cuatro siglos antes, plasmando en vivo, con personas reales, lo que un compositor fue capaz de escribir hace tanto tiempo. Esa partitura antigua pasa a ser interpretada por una persona del siglo XXI que se pone a la batuta. Me parece que es todo un acontecimiento al que no se le da todo el mérito que posee. Ambos espacios hacen que se destaquen y se pongan en valor nuestras cualidades como especie.

¿Qué es el arte para usted?

Para mí el arte es una necesidad del ser humano para trascender a la muerte pintando, tocando, haciendo cosas que no son necesarias para vivir pero sí para el espíritu, el alma. El arte es una necesidad de expresión y sobre todo de comunicación con la especie que somos, y es una herramienta perfecta para que se dé una comunicación extraordinaria. El ser humano empezó a serlo cuando pintó las cavernas y percutió para invocar a las deidades. Ahí empieza a separarse del animal que era, justo cuando empieza a explorar ese terreno de abstracción de sensaciones que los animales no alcanzan.

Al ponernos delante de un cuadro, ¿qué destacaría?

En mi opinión, resaltaría la importancia de la firma; no la rúbrica, sino lo que el artista cristalizó, lo que quiso decir. Siempre hay un reflejo de todo lo que hemos vivido. En la música es lo mismo. Las partituras que escribió Ludwig van Beethoven están ahí; las puede tocar todo el mundo y ¡no hay dos versiones iguales! Las partituras se interpretan y si no pasan por ti, por lo que tú eres, empiezan a perder interés.

Ante la proliferación del arte abstracto ¿qué opina de esta manifestación?

Siempre pensé que, para pintar en abstracto, primero tiene que haber un conocimiento profundo de la pintura, que dará lugar a un latido impulsor interno capaz de traspasar los bordes tradicionales. Considero que para llegar a abstraer hay que concretar primero; entender el color, el equilibrio de un pasisaje, la profundidad, los balances de la paleta.., etc. Pablo Picasso hace lo que hace al final después de haber hecho todo, de dominar la técnica, el color, el retrato, el paisaje. Desconfío de los artistas que sin recorrido alguno se lanzan a realizar este tipo de producciones.

Y para terminar, ¿qué puede contarnos de sus próximos proyectos?

Ahora mismo estoy en un proceso de búsqueda y exploración, combinando las técnicas de acuarela y óleo. Con la obra que vaya realizando tengo la intención de llevar a cabo exposiciones individuales en un par de años en Tenerife y en la isla de la Palma.

Como pregona nuestro sabio refranero español, al referirse al valor de algo: “el buen pefume se vende en frasco pequeño”.  Así que no te pierdas la fragancia de esta muestra singular en la que descubrirás Universos en miniatura.

Celestino Mesa
Eduardo Yanes
Juan Clemente
Conrado Díaz
Kichu

Gonzalo Cabrera nos explica su técnica en este vídeo:

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